Los microprocesadores integrados son el cerebro de varios dispositivos electrónicos, diseñados para interpretar y ejecutar un conjunto de instrucciones para realizar una amplia gama de tareas. Básicamente, son unidades informáticas compactas que integran todas las funciones de una unidad central de procesamiento (CPU) en uno o muy pocos circuitos integrados (CI). Estos microprocesadores son clave para el funcionamiento de multitud de productos, desde electrodomésticos y teléfonos móviles hasta sofisticada maquinaria industrial. Se caracterizan por su potencia de procesamiento, eficiencia energética, tamaño y capacidad para manejar una variedad de operaciones de entrada y salida, lo que los hace indispensables en el mundo moderno de la electrónica.
Los principales usos de los microprocesadores integrados abarcan un amplio espectro de aplicaciones, dotando a la electrónica de consumo, los sistemas automotrices, los dispositivos médicos y los controles industriales con las capacidades informáticas necesarias. Sus características, como el bajo consumo de energía, la alta confiabilidad y la capacidad de procesamiento en tiempo real, satisfacen las necesidades específicas de los dispositivos que habitan. Estos microprocesadores se pueden adaptar para el control preciso de procesos, la gestión de sistemas complejos o para proporcionar interfaces fáciles de usar. Los fabricantes destacados de la industria incluyen Intel, ARM, AMD, Qualcomm y Texas Instruments, entre otros.