Los sensores de fuerza, como su nombre lo indica, son una clase particular de sensores o transductores que están diseñados para medir fuerza, tensión o presión. La función principal de estos dispositivos es convertir la presión, tensión o fuerza física en una colección de datos electrónicos mensurables. Estos datos pueden luego manipularse, interpretarse y utilizarse en diversas aplicaciones. Los sensores de fuerza son inmensamente versátiles, lo que les permite emplearse en una amplia gama de industrias y usos, desde la fabricación hasta la bioingeniería, desde el automóvil hasta la electrónica de consumo.
En términos de aplicaciones específicas, los sensores de fuerza desempeñan funciones cruciales. Por ejemplo, en la industria manufacturera, se utilizan para garantizar el ensamblaje preciso de componentes y para supervisar los procesos de control de calidad. En el sector automovilístico, están en el centro de los sistemas de seguridad, miden la presión de frenado aplicada o incluso se utilizan en simulaciones de pruebas de choque. En bioingeniería, se utilizan en prótesis y biomecánica para imitar la retroalimentación de fuerza que se encuentra naturalmente en las extremidades humanas. Las características clave de los sensores de fuerza incluyen su alta precisión, confiabilidad y durabilidad. Algunos fabricantes conocidos de sensores de fuerza incluyen Honeywell, TE Connectivity y Omron.